Un sentimiento difícil de describir, pero también difícil de olvidar

Es más común asociar a los españoles con la playa que con las auroras boreales. Nicolás sin embargo, nació con hielo en sus venas y está decidido a mostrar a otros la belleza del Ártico. Él nos cuenta cómo su pasatiempo favorito se convirtió en una singular agencia de viajes y cómo a través de esta, ayuda a que muchas personas hagan realidad el sueño de toda su vida.

Wise es una nueva forma de administrar tu dinero en el exterior por una fracción del precio de un banco o PayPal. En nuestra serie Vidas Sin Fronteras, hablamos con personas cuyas carreras y estilos de vida han trascendido fronteras.

La primera vez que vi las auroras boreales

Lo de viajar no me viene de familia porque no vengo de una familia de viajeros, sin embargo yo quería salir de casa, ¡comerme el mundo!, ir a otro país y vivir por mi cuenta. Finlandia y Noruega parecían lugares más exóticos para vivir la experiencia, así que llegué a Finlandia para adelantar mis estudios en informática y estando allí, con algunos compañeros decidimos hacer un viaje a una zona específica de Noruega. Desde entonces, me enamoré del lugar.

Era una de las primeras veces que viajaba por mi cuenta y recuerdo esos nervios, esa emoción que sientes cuando por fin organizas tú solo un viaje con tus amigos; además que la belleza del lugar hace te enamores una vez que vas. Es una zona de costa en la que las montañas pueden llegar hasta los mil metros de altura y salen de la misma costa. Es “ártica”, un poco parecido a Alaska o Canadá.

Ver las auroras boreales fue algo de suerte porque no estaba planeado en este viaje. Es una sensación difícil de describir pero también difícil de olvidar, aunque es un sentimiento que de alguna manera podemos revivir cada vez que visitamos el lugar.

Como me gustaba tanto ir a esta zona y ya había ido varias veces, decidí tirarme a la piscina y crear una agencia de viajes que estuviera especializada en esta zona de Noruega.

Organizamos viajes allí durante todo el año, sobre todo en época de invierno para poder ver las auroras boreales. Visitamos las islas Lofoten que están entre 100 y 300 kilómetros al norte del círculo polar ártico. Existen carreteras y puentes que conectan estas islas con el continente sin necesidad de ferris. Tienen una característica muy especial: aunque están tan lejos, están bañadas por la corriente cálida del golfo de México, y eso hace que la temperatura de los lugares allí sea mucho más alta que si estás en Canadá por ejemplo, o en el centro de Rusia. Es un lugar muy bonito donde se pueden ver auroras boreales y a donde se puede ir en el mes de enero sin tener que vestirse como un esquimal.

Un sentimiento indescriptible

No importa cuántas veces hayamos ido, incluso habiéndolas visto ya tantas veces, casi se caen las lágrimas al sentir la emoción de las personas cuando comienzan a ver las auroras boreales. Muchos son personas mayores y nos han dicho que este ha sido el sueño de toda su vida.

La sensación de estar allí en el momento en el que se empiezan a ver las auroras, es indescriptible. Por un lado de alivio, porque como empresa lo hemos conseguido una vez más, pero también a nivel personal, porque aunque estas personas no nos conocen para nada, han confiado en nosotros con los ojos cerrados.

Justo en ese momento en el que todas las variables coinciden y consigues que las vean, es una sensación brutal. Para muchos es la primera vez que ven auroras boreales y se quedan allí, con los ojos bien abiertos, mirando sin palabras; ¡otros gritan y algunos lloran de emoción! Definitivamente es una experiencia muy bonita.

Comisiones inaceptables

Las personas buscan una experiencia auténtica, así que descartamos los hoteles, comemos siempre en restaurantes de la zona y contratamos excursiones con empresas locales; nadie mejor que ellos para saber a dónde ir y qué historia contar.

En lo posible, tratamos de favorecer el negocio local y por consiguiente, debemos hacer todos los pagos en coronas noruegas. Antes solíamos pagar con tarjeta de crédito, pero el banco nos cobraba comisiones demasiado altas, casi que de cada viaje, se llevaba más dinero el banco que nosotros.

Es así como decidimos probar con Wise y abrir una cuenta de empresa. Sin duda me sale más económico que usar el banco, además todo está centralizado en una misma plataforma, puedo hacer pagos a tantos países como quiera y lo tengo todo allí; aunque los pagos sean en distintas monedas, yo puedo saber en mi moneda cuánto dinero me voy a gastar.

Por este tipo de cosas es que yo creo que podríamos decir que las fronteras han desaparecido, es decir, las culturas, la gastronomía, los idiomas y ahora el dinero trasciende fronteras y la tecnología favorece todo esto. Pensar en fronteras ahora, es querer ponerle puertas a algo que no se puede cerrar.

Por Natalia Romero, exclusivo para Wise. Fotografía de Fiordo Polar.

Puedes conocer más sobre la agencia de viajes de Nicolás en Fiordo Polar. o síguelos en @fiordopolar